MI PAREJA MI MAESTRO

Hola, 

¡Espero te encuentres muy bien! 

Quiero preguntarte José ¿cómo te ves a ti mismo en la relación que estableces con los demás, especialmente con las que convives permanentemente?

En diferentes ocasiones he manifestado que es en la relación con el otro, donde se ve reflejado nuestros vacíos, carencias, limitaciones o situaciones no resueltas, especialmente en la relación que establecemos con nuestra pareja o nuestros hijos, cuando me enfado porque ellos “no cumplen” mis anhelos, expectativas y deseos en los que pone en evidencia un conflicto egocentrista que no es con el otro, sino con nosotros mismo, el otro simplemente es un espejo de lo que hay en nuestro interior.

El día que mi esposo me reflejó una de mis primeras sombras me sentí como el peor ser humano del planeta, era tal mi ego que no “podía creer” que ese “demonio” provenía de mi interior, observándome con desprecio, autosaboteo, culpa y reproche.

Pasé una semana lenta, pausada y acompañada por una tristeza profunda, no por lo que había discutido con mi esposo, al fin y al cabo, había sido una simpleza la discusión, sino por lo que él me había mostrado de mí

Es como si hubiera abierto una puerta en mi interior que no sabía que existía y me preguntaba: ¿Esa soy yo? ¿Quién soy en realidad? 

Y es que como de pequeños nos enseñaron a utilizar máscaras para agradarle a todo el mundo, esas sombras quedan reprimidas en nuestro inconsciente esperando a ser iluminadas por el otro, en mi caso por mi esposo para hacerlas parte de mí y construir una sana relación conmigo misma.

Mi esposo me reflejó mi rabia reprimida, mis dos heridas de mi infancia, la del abandono y la de la injusticia, aunque la herida del abandono en menor proporción porque venía trabajándola con acompañamiento terapéutico, pero sí en mayor proporción la de la injusticia, por lo menos a darme cuenta que la tenía.

Sin embargo, también me reflejó la capacidad de humildad para mirarme con amor y compasión.

Él, a través de su tranquilidad que lo caracteriza, con ese amor sin expectativa, esa ternura, esa exclusividad, paciencia y claridad hicieron que me sintiera acogida por como yo soy, con mi luz y con mi sombra sin ningún tipo de juicio.

En esta travesía de mirar para adentro de nosotros mismos se requiere de valentía, humildad, compasión y mucho amor, pues también necesitamos aprender a convivir con nuestras sombras para equilibrar nuestro interior, soltar y avanzar. 

Demasiada luz en ocasiones nos puede cegar el camino, por lo que la sombra nos muestra las respuestas y nos ayuda a mantenernos en un estado neutro.

“No es posible despertar la conciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad”.

-Carl Jung-

Cuando le das lugar a tu sombra le das paso a la autenticidad, a admirarte y aceptarte como eres, ya no estas con el desgaste emocional interno de qué máscara ponerme hoy, simplemente te permites Ser sin pensar “en que dirán los demás de mi”, eso ya no atormenta, es en la autenticidad donde se encuentra la libertad de Ser.

Y mi esposo, aunque me reflejó mis “demonios internos”, también me reflejó que podía integrarlos en mí.

Mi esposo me enseñó amarme tal cual como soy, permitiéndole amarlo tal cual como es, sin pretender cambiarnos, me enseñó a esperar, valorar, escuchar sin juicio y amar lo simple y sencillo de la vida, pero sobre todo me enseñó el valor del amor desde mi amor propio, desde la auténtica libertad y de fluir con los cambios de la vida, y por supuesto con los cambios en pareja.

Cuéntame Diana, ¿Cómo te ves en la relación que construyes con los demás? ¿Hay sombras que necesitan ser iluminadas?

Me gusta leerte en los comentarios, estoy para acompañarte

Con amor

Isabel Otálvaro – IOHOLISTIC

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