HACER LO QUE AMAS

¡Hola!

Hoy quiero preguntarte, ¿Haces lo que amas?

Cuando me hice esta pregunta hace unos años atrás, me quedé en blanco. 

Y claro, como lo hemos hablado en otros momentos, resulta más complejo identificar aquellas cosas que en realidad queremos, debido a que desde que nacemos estamos condicionados, es decir, no nos dan la oportunidad de elegir.

Y precisamente hoy vengo a contarte acerca de las cuatro maneras de asimilar nuestro día a día profesional, según Borja Vilaseca. 

De nuevo dejo su web https://borjavilaseca.com/ para las personas que recientemente hacen parte de esta comunidad imperfecta y armoniosa.

Si bien no podemos cambiar a nuestro jefe, ni a nuestros compañeros de trabajo, si podemos cambiar nuestra actitud frente a esas circunstancias, la cual depende de nuestro nivel de consciencia, grado de comprensión y nuestro estado de ánimo.

Borja nos relata, que el primer nivel de actitud con el que enfrentamos nuestro día a día profesional, se encuentran “los que odian lo que hacen”, es decir, todas aquellas personas que no están satisfechas con su función laboral. 

Son personas que generalmente irradian negatividad, no asumen su responsabilidad de lo que les sucede y culpan a los demás de su precaria situación económica.

El segundo nivel de actitud está asociado a quiénes “cumplen con lo que hacen” y aquí se encuentra la mayoría de la sociedad.

En este caso, la impotencia, la resignación son las emociones predominantes de las personas en su cotidianidad.

En el transcurso de 8 horas se dedican a cumplir con sus obligaciones y deberes, por lo cual, las personas terminan siendo enajenadas actuando en piloto automático, reprimiendo su ilusión y consumiendo su energía vital. 

No se aventuran a actuar en la dirección de sus sueños por miedo a salir de la zona de confort, por lo cual se “acomodan” en proyectos de otros, evadiendo la responsabilidad de descubrir para qué están aquí y de qué manera pueden aportar valor a la sociedad

En este nivel de actitud, Borja nos cuenta que el trabajo es percibido como un trámite necesario para ganar dinero y así pagar las facturas, pero cuando llegan las vacaciones, las personas asociadas a este grupo desean hacer tantas cosas, que las terminan viviendo con ansiedad y estrés “más allá de descansar” y realizan planes exóticos y especiales con los que compensar la falta de sentido que tienen sus vidas.

El tercer nivel agrupa a quienes “aman lo que hacen”, es decir, aquellos que disfrutan lo que hacen independiente si es su profesión soñada y conciben el trabajo como una manera de expresar lo mejor de ellos mismos. 

Valoran y agradecen aquellas cosas provechosas que les aporta el trabajo en lugar de quejarse por lo que les falta. Irradian actitud positiva y buen humor y se encuentran a gusto con sí mismos.

Y por esta misma línea, se encuentra el cuarto nivel de actitud para afrontar el día a día profesional y son los que “hacen lo que aman”, en este grupo se encuentran las personas alineadas a su misión y propósito de vida que va más allá de ellos mismos

Se sienten comprometidos con impulsar y formar parte de proyectos orientados al bien común de la sociedad. 

Las personas que hacen lo que aman, toman decisiones no desde la lógica y la razón, por el contrario, las toman desde la escucha del corazón, desde el interior. 

En ese sentido Borja refiere que la palabra “vocación” procede del verbo latino vocare que significa “una llamada que viene desde nuestro interior, para poner nuestra voz en acción”

Es tu actitud, no tu aptitud, lo que determina tu altitud” 

Zig Ziglar

Y precisamente el hacer lo que amamos está conectado con el descubrimiento de nuestros dones y talentos innatos en los que la mayoría de las veces no tienen nada que ver con nuestra profesión que “escogimos”

Nos encontramos en la era del cambio de consciencia, en donde aportamos valor a la sociedad desde nuestros dones y talentos innatos, es decir, que nacemos con ellos. Y cuando hablo de aportar valor a la sociedad, no me estoy refiriendo a temas económicos

Y precisamente esta era del cambio de paradigma nos motiva a saber en realidad quiénes somos, invitándonos a realizar un trabajo de autoconocimiento y desarrollo personal, para así mismo, asumirnos 100% co- creadores de la vida que anhelamos desde nuestro sentir y no desde el condicionamiento social e institucional con el que crecimos.

Hacer lo que amamos implica redefinir el concepto de éxito, riqueza, dinero y aventurarnos a nuevos mundos.

Por muchos años estuve en el segundo nivel de actitud que propone Borja, y precisamente inicié un trabajo de descubrimiento interior, porque me sentía robotizada, anhelando descubrir en realidad quién era yo y a qué vine a este mundo.

Y solo fue hasta hace un año que descubrí mi verdadero YO. ¡Imagínate, hace un año a penas! Los demás años vivió mi ego a través de mí, no mi alma, mi Ser o mi esencia.

Descubrí que no soy lo que mi ego me planteaba que viviera, es decir, ya no es mi ego quien actúa en mi vida, el continúa aquí conmigo claro está, solo que ya no es el protagonista como por muchos años lo fue, me quité la máscara para descubrirme

Sin embargo, tenemos tanto miedo a la libertad que nos pesa más la lista de excusas y justificaciones para no cambiar

“La libertad conlleva responsabilidad, por eso a la mayoría de personas les aterroriza”

 George Bernard Shaw

Y es que Carolina, me siento como si hubiera vuelto a nacer, viviendo en un mundo muy diferente, así estemos en el mismo mundo tu y yo. 

Es un mundo o paradigma desde el amor y no desde el miedo como el que me infundieron por mucho tiempo, y con esto no culpo a mis padres, ni a la sociedad, ni a mi familia, ellos también vivieron o viven desde ahí, me transmitieron lo que aprendieron, pero fue mi responsabilidad de adulta cambiarlo.

“Los dos días más importantes de tu vida, son el día en que naces y el día en que descubres para qué” 

Mark Twain

“Si no nos gusta nuestro trabajo. Si no creemos en lo que hacemos. Si nuestra actividad no tiene sentido y está deshumanizada. Si nuestras tareas diarias son muy mecánicas, carecen de creatividad y se pueden automatizar o robotizar. Si nuestra contribución no aporta un verdadero valor añadido. Si nuestra función profesional se puede externalizar a un país en vías de desarrollo o la puede hacer alguien de forma más barata. Si nuestra empresa ha quedado obsoleta y sentimos que pronto será reemplazada por una nueva propuesta disruptiva… En todos estos casos es fundamental que comprendamos que la reinvención profesional no es una opción, sino una necesidad de supervivencia para adaptarnos y prosperar en la nueva era” Borja Vilaseca.

Y tú Carolina, ¿Haces lo que amas? ¿En qué nivel de actitud profesional te encuentras inmersa?

Sabes que me gusta leerte en los comentarios, estoy para acompañarte

Con amor Isabel Otálvaro –  IOHOLISTIC

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